Lo difícil no es comenzar, sino mantenerse. Una motivación impulsiva, por más mínima que sea, te puede llevar a iniciar un entrenamiento especifico para ponerte en forma y tener el cuerpo que siempre has soñado. Sin embargo, se requiere de una motivación mucho más amplia para no abandonar la causa a mitad de camino y conseguir los objetivos planteados. Consciente de ello, a continuación te quiero brindar 3 consejos que te ayudarán a no abandonar nunca el entrenamiento.
1. Introduce el Reto
En el momento de ponerse en forma el componente del reto o de la competición contra uno mismo es sumamente adictivo. La capacidad de medirse y ver cómo se mejora es de lo más motivador en éste y otros campos de la vida. ¿Cómo hacer? Pues, por ejemplo, corriendo cada vez algo más de distancia o imponiéndote una mayor marca en cuanto a fuerza o velocidad. Lo cierto es que hay muchos parametros en los que puedes mejorar.
Para ello, lo primero es que anotes tus marcas iniciales y cada cierto tiempo (un mes es un periodo bastante razonable) te las vuelvas a tomar para así ver si has progresado o no. Por supuesto, no caigas en el error de compararte con los que llevan mucho más tiempo que tú entrenando, porque no saldrás bien parado. El reto es contigo mismo, no con el resto de compañeros.
2. Lógico y Práctico
A la hora de planificar tu entrenamiento, el dónde, el cuándo y el cuánto son elemento fundamentales que debes tener en consideración para encajar esa cultura fitness en tu vida cotidiana. Así, si decides inscribirte en un gimnasio es importante que éste esté cerca de tu casa o de tu trabajo, porque si lo coges a una distancia relativamente larga no vas a poder ir tres veces por semana.
Lo práctico afecta también al tiempo que vas a pasar en ese gimnasio. Mi consejo es que vayas tres veces a la semana y estés ejercitándote como mínimo 30 minutos. Ese es un plan realista y lógico para tus objetivos. Pero si no puedes, no te agobies. Ese tiempo es un tiempo que aprovecharás bien, hasta el último segundo. Todo lo contrario que si te impones entrenar dos horas al día, que es un objetivo que lo más seguro es que no puedas cumplir.
3. Entrenamiento sin Agobio
De nada te sirve ser una persona fitness si no eres una persona feliz. Si te planteas el estar en forma como un reto para estar como tus ídolos deportivos o lucir un cuerpo y una figura que provoque la envidia de tu grupo de amistades, entonces vas por mal camino. Y es así porque tarde o temprano comprobarás que no consigues lo que buscas y eso te llevará a una fase de agobio que no te permitirá ser feliz.
Las metas tienen que ser realistas, y la de ponerse en forma lo es. Pero modelar un cuerpo como si fueras una estrella de cine es otra muy distinta y depende de factores muy diversos, incluido el genético, que pueden evitar que tu cuerpo sea semejante al soñado. Por tanto, mi consejo es que hagas ejercicio para ser feliz y no para ser un esclavo del entrenamiento y de la dieta, pues entonces fracasarás.