Cuando pretendemos aplicar la variabilidad en las programaciones de aula y, especialmente, cuando preparamos las sesiones de educación física para nuestros alumnos, se nos plantean problemas como los siguientes:
¿Qué cantidad de práctica?
Estará determinada por tres elementos: la edad de los alumnos, el principio de la alternancia y el nivel de complejidad de la tarea. En cuanto a la edad de los alumnos se recomienda poca práctica en niños pequeños e ir aumentando la cantidad a medida que avanzan en edad.
El principio de alternancia en la práctica está referido en esta ocasión tanto a los aspectos fisiológicos del aprendizaje como a los psicológicos. En el primer caso es recomendable la alternancia entre actividad y reposo, de tal manera que las propias actividades y tareas condicionarán la cantidad de práctica. En el segundo caso es necesario periodos de descanso que favorezcan la retención y la transferencia de los aprendizajes.
La complejidad de las tareas que conformen el esquema motor determinará una menor o mayor cantidad de práctica respectivamente.
¿Qué orden o progresión en la práctica?
Se refiere a la adecuación de establecer una práctica concentrada; es decir, sin interferencias de otras prácticas o bien, por el contrario, a una práctica distribuida. Ambos conceptos son controvertidos; los diferentes estudios realizados sobre los mismos no nos aportan soluciones únicas y centradas.
Parece ser que ambos sistemas pueden ser recomendables y su utilización sería coherente teniendo en cuenta algunas cuestiones tales como:
– La edad de los alumnos; se recomienda variabilidad en alumnos pequeños e ir distribuyendo a medida que avanzan de edad.
– La dificultad de la tarea; cuando las tareas tienen una cierta complejidad parece más adecuada la práctica concentrada o, por lo menos, en la fase de adquisición, pudiéndose distribuir en la fase de aplicación y transferencia. En las tareas simples es posible una práctica distribuida.
Condiciones de la Variabilidad
Por otra parte, y relacionado también con el concepto de progresión en la práctica, existen investigaciones que tratan de mostrar la mayor o menor eficacia a partir del orden en que son presentadas las diferentes tareas. Así pues, encontramos que la progresión en la práctica puede ser en bloques.
¿Qué es lo que hay que variar?
Las diferentes experiencias y estudios realizados a partir de la hipótesis de la variabilidad en la enseñanza de la educación física parecen coincidir en mayor o menor grado en la necesidad de variar la práctica en función de una serie de condicionantes. Estos son:
– Las condiciones espaciales; es decir, las magnitudes físicas del espacio en donde se realizan las tareas, lugares y entornos diferentes y cambiantes, etc.
– Las condiciones temporales; la velocidad en la realización de la tarea, el ritmo, la frecuencia, la secuencia de la tarea, etc.
– Las condiciones instrumentales; el tamaño de los implementos o materiales utilizado, características de este material, aspectos reglamentarios, etc.
– Las condiciones humanas; en relación a las diferentes interrelaciones que a lo largo de una sesión se pueden establecer entre los alumnos, profesor-alumno, profesor-grupo, etc.
– Las condiciones metodológicas; necesidad de variar y adaptar la metodología más apropiada a cada situación.
Finalmente, conviene destacar que, la aplicación de la variabilidad en la educación física comportará no solamente la variación de los aspectos antes descritos, sino que llevará implícita la variación de tareas y contenidos en todos los aspectos: intensidad y participación de las diferentes cualidades físicas, diferentes niveles de dificultad y diferentes niveles de coordinación.
Todo ello favorecerá la atención a la diversidad del alumnado. La diversidad y variación de contenidos es una forma de atención a la diversidad de los alumnos.