La actividad motriz en el hombre ocurre en virtud de los mecanismos que propician la contracción del músculo esquelético. Para que ocurra dicho proceso y se genere una fuerza es necesario la participación de tres elementos o factores esenciales:
– La activación de neuronas que inervan los músculos.
– Las concentraciones adecuadas de ATP como fuente energética
– El acortamiento de la sarcómera una vez activados los miofilamentos contráctiles del músculo.
La variedad de movimientos realizados en toda actividad física requiere, de acuerdo al ejercicio efectuado, determina velocidad, resistencia y fuerza de contracción.
Cuando no se aplican cargas externas al músculo puede contraerse muy rápidamente, sin embargo, en la medida en que se aplican cargas de forma escalonada hasta igualar la fuerza máxima del músculo, la velocidad de contracción se irá reduciendo hasta cero, por lo que no ocurre la contracción a pesar de la activación de la fibra muscular.
Durante la actividad motriz en el hombre y en la realización de cualquier acción deportiva, se ponen de manifiesto contracciones isométricas y dinámicas durante la actividad. Es muy frecuente observar que en el trabajo muscular para garantizar determinadas acciones dinámicas hay músculos o planos musculares que mantienen un trabajo isométrico o estático.
No siempre el trabajo estático se realiza con una carga inferior a las posibilidades máximas del hombre en determinadas acciones. El trabajo muscular estático puede estar determinado por un incremento de la carga externa, superior a las posibilidades de los músculos en la realización de la actividad.
Las repeticiones en el vencimiento de una carga externa en la unidad de tiempo, tienden a disminuir con el aumento de dicha carga.
Los Tipos de Fuerza
El trabajo de la contracción dinámica dependerá fundamentalmente de la magnitud de la carga externa (masa) y de las posibilidades de fuerza de los músculos. La velocidad de cualquier movimiento y el trabajo físico de los músculos esqueléticos, estará en proporción directa con la carga externa que se desee vencer.
La actividad muscular además, posibilita las funciones de los órganos y sistemas del individuo. El músculo esquelético posee la más alta reserva metabólica de todos los órganos en el hombre, su desarrollo garantiza el incremento de las capacidades motrices y funcionales del organismo.
La mayor o menor fuerza que los músculos del hombre puedan desarrollar en una contracción de sus fibras, estará en dependencia de varios factores (químicos, físicos, etc.). Del grado de excitación de las fibras musculares, dependerá la magnitud de la contracción y la tensión de los músculos.
Uno de los importantes factores de los cuales depende la fuerza muscular es el número de fibras que constituyen el músculo en cuestión y el grosor de éstas.
La hipertrofia muscular puede estar determinada por el aumento del número y la talla de las miofibrillas, aumento del tejido conectivo y otros tejidos no contráctiles del músculo, aumento de las vascularización y aumento del tamaño y, probablemente, del número de fibras musculares.
Un músculo hipertrofiado puede manifestar una gran fuerza, ya que dependerá del tipo de hipertrofia que en él se desarrolle. La adquisición por el hombre de una u otra forma de hipertrofia muscular estará determinada por el caracter del tipo de entrenamiento seleccionado.
Un trabajo de poca intensidad durante un prolongado tiempo proporciona una hipertrofia sarcoplasmática, mientras que un trabajo corto de intensidades altas contribuye al desarrollo de una hipertrofia miofibrilar.