La Ansiedad es una de las enfermedades silenciosas que más afecta a las personas actualmente. Cada vez son más las personas que la sufren, debido al estrés que conlleva la vida moderna. Sin embargo, la ansiedad, en sí, no es mala, de hecho es necesaria para poder afrontar los pequeños problemas que nos ocurren en la vida. La gravedad viene cuando no podemos controlar la ansiedad y se convierte en algo doloroso.

La psicóloga española Tais Pérez, experta en el tema, advierte que «sentir ansiedad no es lo mismo que sufrir ansiedad. Parece lo mismo pero no lo es. Todos sentimos ansiedad en nuestra vida de manera habitual. De hecho, cuando te enamoras y sientes mariposas en el estómago, esa necesidad de ver a la persona, ese nerviosismo, ese no parar de pensar en la persona también es ansiedad».

Otra cosa es sufrir ansiedad, esto es «cuando ese sentimiento se experimenta como algo negativo, cuando sus síntomas nos perturban mucho o nos dan miedo, cuando limita nuestra vida en cualquiera de sus formas», agrega la experta.

La ansiedad incluye una amplia variedad de problemas que requieren de estrategias específicas para aprender a gestionarlos, reducirlos y dejar de sufrir por ellos. Sin embargo, como informa la psicóloga, también existen estrategias que pueden ayudarnos a controlar la ansiedad. Sus consejos son los siguientes:

– Practicar técnicas de relajación.
– Cuidar el sueño.
– Dedicar más tiempo al ocio y al deporte.
– Cuidar la alimentación.

Dentro de las estrategias de relajación, que «son procedimientos que se pueden aprender y nos ayudan a reducir la activación fisiológica que podemos tener a lo largo del día», Tais Pérez recomienda dos: la respiración controlada diafragmática y la relajación muscular progresiva.

Consejos para Controlar la Ansiedad

Respiración controlada diafragmática

La técnica, informan los autores, consiste en aprender a respirar de un modo lento: 8 o 12 repeticiones por minuto (normalmente respiramos entre 12 y 16 veces por minuto), no demasiado profundo y empleando el diafragma en vez de respirar solo con el pecho.

Relajación muscular progresiva

– Comienza haciendo una respiración diafragmática
– Aprieta ambos puños a la vez.
– Estira los dedos y levanta las manos.
– Estira los brazos, dóblalo tensando los bíceps.
– Sube los hombros hacia las orejas.
– Abre los ojos y sube las cejas como si quisieras mirarte el pelo.
– Cierra los ojos y frunce el ceño.
– Aprieta la lengua hacia el paladar y aprieta los dientes.
– Gira la cabeza hacia la derecha.
– Gira la cabeza a la izquierda.
– Realiza tres respiraciones lentamente.
– Aprieta el estómago.
– Aprieta los muslos y las nalgas hacia dentro.
– Dobla los pies hacia arriba y tensa los gemelos.
– Realiza otra respiración diafragmática para acabar.

Recuerda mantener la tensión de 5 a 7 segundos en cada paso y concentrar la atención en las sensaciones de tensión. Al final de cada paso mantén la relajación entre 10 y 15 segundos antes de pasar al siguiente.