Los tests funcionales son un conjunto de pruebas que forman parte del entrenamiento deportivo y que pueden clasificarse de acuerdo con el aspecto que evalúan, las condiciones en que se realizan y el sujeto en equipo se aplican.
De ésta forma, podemos hablar sobre tests que evalúan las capacidades vinculadas con el sistema neuromuscular y los sistemas anaerobios de suministro energético (aláctico y láctico) y sobre tests que miden aspectos relacionados con la resistencia de los sistemas cardiovascular y respiratorio y con el sistema de suministro energético aerobio.
Los tests pueden clasificar en procedimiento de laboratorio y de terreno, así como, en tests destinados a evaluar a deportistas, niños, adolescentes, personas sanas de edad media y avanzada y pacientes que se rehabilitan por medio del ejercicios físico.
¿Cómo aplicar los tests funcionales?
Los tests funcionales deben ser aplicados en personas de más de 35 años de edad supuestamente sanas o en aquellas con menos años que desean comenzar a entrenarse físicamente.
Este test inicial se realiza en el laboratorio y requiere tener en cuenta: la comida ingerida antes del mismo (deberá ser carbohidratos), el ejercicio físico realizado, no fumar ni tomar estimulantes, vestir ropa ligera durante el examen y el local de la medición deberá tener una temperatura entre los 16 y 25 grados C, humedad relativa del 60% y estar situado a la altura del nivel del mar.
Las mediciones más comunes en éste caso son el electrocardiograma (antes, durante y después del esfuerzo), la presión sanguínea, el consumo de oxígeno y la duración máxima que el evaluado logra mantener el ejercicio.
Estos registros posibilitan determinan: a] presencia de isquemia coronaria (insuficiencia circulatoria a nivel del corazón) que se reconoce por depresión del segmento ST y por inversión de la onda T en el EKG, b] escalón de intensidad intolerable en el cual ocurre disminución de la presión sistólica, sudoración fría y puede tener lugar a desvanecimiento y c] existencia de arritmia.
Contraindicaciones
Entre las contraindicaciones establecidas que imposibilitan aplicar un test de esfuerzo están:
– Fallo cardíaco congestivo (moderado a severo).
– Angina inestable.
– Cardiopatía hipertrófica.
– Estenosis aórtica severa.
– Hipertensión pulmonar.
– Cardiomiopatias diversas.
– Hipertensión arterial incontrolada.
– Arritmias severas (bloqueos auricoloventriculares de 2° y 3° grado, fibrilación auricular, taquicardia ventricular).
– Bradicardia exagera.
– Marcapaso artificial de frecuencia fija.
– Aumento cardíaco significativo.
– Enfermedad valvular (moderada a severa).
– Embolismo pulmonar reciente.
– Anemia severa.
– Enfermedad metabólica incontrolada (diabetes mellitus).
– Enfermedad transitoria con fiebre.
– Incapacidades ortopédicas.
– Respuesta inapropiada de la presión sanguínea durante el test.
– Sobredosis con drogas cardíacas (digitales, propranolol).
– Inestabilidad mental.