El órgano tendinoso de Golgi es un receptor sensor encapsulado, a través de los cuales pasa un pequeño haz de fibras de tendones musculares. Estos órganos están situados proximalmente a las uniones de las fibras de los tendones con las fibras musculares.
Aproximadamente entre 5 y 25 fibras musculares suelen estar conectadas con cada órgano tendinoso de Golgi. Mientras que los husos musculares controlan la longitud de un músculo, estas estructuras son sensibles a la tensión en el complejo músculo-tendón y operan como un indicador de la intensidad del esfuerzo, un instrumento que percibe los cambios en la tensión. Su sensibilidad es tan grande que pueden reaccionar a la contracción de una sola fibra muscular.
Estos receptores sensores son de naturaleza inhibidora, llevando a cabo una función protectora, reduciendo las posibilidades de que se produzcan lesiones. Cuando son estimulados, estos receptores inhiben los músculos que se contraen (agonistas) y excitan los músculos antagonistas.
Algunos investigadores especulan con que reduciendo la influencia de los órganos tendinosos de Golgi se da lugar a la desinhibición de los músculos activos, permitiendo una acción muscular más enérgica. Este mecanismo puede explicar al menos una parte de las ganancias de fuerza muscular que acompañan el entrenamiento de la fuerza.
ACTIVIDAD REFLEJA DEL ÓRGANO TENDINOSO DE GOLGI
¿Qué ocurre cuando inadvertidamente ponemos la mano sobre un horno caliente? Primero, los estímulos de calor y dolor son recibidos por los termorreceptores y por los nociceptores de la mano; luego viajan hasta la médula espinal, terminando en el nivel de la entrada.
Una vez en la médula espinal, estos impulsos son integrados instantáneamente por las interneuronas que conectan las neuronas sensoras y motoras. El impulso pasa a las neuronas motoras y viaja hasta los efectores, los músculos que controlan la retirada de la mano. El resultado es que retiramos la mano del horno caliente de forma refleja, sin pensar en ello.
Un reflejo es una respuesta preprogramada; siempre que nuestros nervios sensores transmiten impulsos específicos, nuestro cuerpo reacciona instantáneamente y de forma idéntica.
En el ejemplo anterior, tanto si tocamos algo demasiado caliente o demasiado frío, los termorreceptores obtendrán un reflejo para la retirada de la mano. Tanto si el dolor proviene del calor como de un objeto cortante, los nociceptores también producen una retirada refleja.
Cuando nos percatamos conscientemente del estímulo específico, después de que los impulsos sensores hayan sido transmitidos también hasta la corteza sensora primaria, la actividad refleja ya estará en camino, o incluso se habrá completado.
Toda la actividad neural tiene lugar con extrema rapidez, ya que un reflejo es el tipo más rápido de respuesta porque no necesitamos tiempo para tomar una decisión consciente. Sólo es posible una reacción: no es preciso considerar ninguna opción.
El nivel de control del sistema nervioso varía como respuesta aferente sensorial de acuerdo con la complejidad del movimiento necesario. Los reflejos sencillos dependen de la médula espinal, mientras que las reacciones complejas requieren la intervención del encéfalo.