Serena Williams es una de las mejores deportistas de la historia. Es una jugadora de tenis profesional, reconocida por su gran fuerza física y mental, y por sus poderosos golpes. Ha ganado un total de 39 títulos de Grand Slam, 73 títulos WTA y 4 medallas de oro en los Juegos Olímpicos, entre otros premios. Además, es la única tenista en haber completado el Golden Slam de carrera en las dos modalidades (individual y dobles).
El éxito y los triunfos son el común denominador en la carrera de la estadounidense, sin embargo, las derrotas y los fracasos también han estado presentes en su vida. No todo ha sido color de rosa. Serena tuvo que luchar desde niña para cumplir su sueño y hacerse un lugar en el mundo del tenis. Las tragedias familiares y la lucha contra el racismo la hicieron más fuerte. Su historia es la de una verdadera campeona.
Serena Jameka Williams Price nació en Saginaw, Míchigan, el 26 de septiembre de 1981. Es hija de Richard Williams y Oracene Price y es la más joven de 5 hermanas: Yetunde, Isha, Lyndrea y Venus. De pequeñas vivían todos en Compton, un suburbio de Los Ángeles, en una casa humilde. El lugar les trae amargos recuerdos, debido a que, en la mañana del 14 de septiembre del año 2003, su hermana mayor (Yetunde) fue asesinada cuando estaba caminando por el vecindario junto a un amigo.
La trágica muerte de la hermana mayor unió más a la familia Williams. Fue así como Richard se convirtió en el primer entrenador de sus hijas. Venus y Serena eran llevadas por su padre a las canchas públicas de tenis para practicar.
Cuando Serena tenía 4 años ganó su primer torneo y antes de cumplir los 10, ya había participado en 49 torneos y ganado 46 de ellos. En un momento, reemplazó a su hermana Venus como la jugadora número 1 menor de 12 años en California.
En 1991 Richard Williams, diciendo que esperaba proteger a sus hijas del racismo, cesó de enviarlas a los torneos de tenis nacionales «junior» y Serena comenzó a concurrir a una escuela de tenis manejada por el jugador profesional Ric Micci. Pronto Richard, quien había hecho un trato en nombre de sus hijas con una importante compañía de ropa, fue capaz de mudar al resto de la familia a West Palm Beach, Florida, para estar cerca de Serena y Venus.
Serena se convirtió en profesional en septiembre de 1995, a los 14 años. Debido a su edad no le fue permitido jugar en torneos patrocinados por la Women’s Tennis Association (WTA). Su primera participación profesional fue el Bell Challenge en Quebec, en el que fue vencida en menos de 1 hora de juego; por supuesto ella no abandonó y luego comenzó a ganar partidos. Siguió jugando, pero no encontró mucho éxito hasta 1997, cuando saltó del puesto 453 al 304 del ranking mundial.
Ese año venció a la número 2 y número 5 del mundo, Monica Seles y Mary Pierce respectivamente, en el Abierto de Ameritech en Chicago; aunque en semifinales fue derrotada por la número 3 mundial, Lindsay Davenport. Ese año terminó dentro del top 100, en el puesto número 99.
En 1998 Serena Williams logró sus primeros títulos como profesional. Lo hizo Junto al bielorruso Max Mirnyi, con quien triunfó en el Grand Slam de Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos. En la categoría de dobles, con su hermana Venus consiguió los títulos de Oklahoma y Zúrich.
Al año siguiente, después de derrotar a la número 2 y número 7 del mundo Serena se enfrentó a Amélie Mauresmo (la número 6) para ganar el torneo de París el mismo día que Venus ganaba el torneo de Oklahoma; de esta forma se convirtieron en las primeras hermanas de la historia del tenis profesional en ganar dos títulos en la misma semana.
Con apenas 17 años, la norteamericana ganó 5 títulos (París, Indian Wells, Manhattan Beach, Abierto de Estados Unidos y la Grand Slam Cup). Así se convirtió en la primera ganadora Afroamericana desde Althea Gibson en 1958. Como si fuera poco, se proclamó también ganadora del dobles junto a su hermana Venus con la que también había ganado ese año el dobles de Roland Garros y del torneo de Hamburgo. Al final de la temporada había ascendido hasta el puesto número 4 del ranking mundial.
En el 2000, un par de lesiones truncaron su progreso y únicamente pudo jugar 11 torneos en toda la temporada. Pese a ello, Serena Williams ganó la medalla de oro en los dobles de los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 junto a su hermana Venus. Ese año también triunfó en el torneo Princess Cup de Tokio y el de Hannover.
En el 2001 sumó un par de trofeos más a sus vitrinas, pero lo que hizo en el 2002 fue algo asombroso. Ese ha sido sin ninguna duda el mejor año de Serena en el circuito de la WTA. En la temporada ganó 3 Grand Slams seguidos: Roland Garros, Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos.
Además, ganó 8 de los 11 torneos a los que se presentó, siendo finalista en otros dos, con un balance de 56 victorias y solo 5 derrotas y se convirtió en número 1 del mundo durante 57 semanas consecutivas. En la categoría de dobles ganó con su hermana Venus por segunda vez el título de Wimbledon además de ganar, en esa ocasión con Alexandra Stevenson en Leipzig.
Su racha continuó en el 2003. Inició el año triunfando en el Abierto de Australia, consiguiendo así de forma consecutiva los 4 Grand Slams; convirtiéndose en la séptima jugadora de la historia en conseguirlo. Pero no fue solo el título individual, sino que también se adjudicó el dobles con su hermana.
Sin embargo, en el 2004 volvieron a aparecer las malditas lesiones. Por culpa de unas molestias en la rodilla no pudo participar en varios torneos, entre ellos los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Fue un año difícil, en el que estuvo 8 meses fuera del circuito y no logró ganar ningún Grand Slam, aunque añadió dos títulos más a su palmarés.
El año 2005 comenzó como había acabado el anterior, con el rumor de que Serena se dedicaba más a su afición a la moda que a sus entrenamientos. Pero la menor de la Williams resurgió ganando su séptimo título de Grand Slam y convirtiéndose en la jugadora en activo con más Grand Slams.
La alegría duró poco, a partir de ese título las lesiones y sus otras aficiones la apartaron de las pistas, o por lo menos al nivel tan alto al que estaba acostumbrada.
Desafortunadamente, su mal momento se extendió hasta el 2006. Ese año solo jugó cuatro torneos, por lo que surgieron de nuevo los rumores acerca del cansancio de la estadounidense por el tenis lo cual ella negó. Como si los ataques de la prensa fueran poco, por primera vez en años Serena Williams salió del top-50 del ranking mundial.
Reapareció en 2007 declarando que estaba aún para grandes cosas y que volvería a la cima. Sin embargo, ese año también tuvo muchas dificultades por culpa de las lesiones y de los insultos racistas que recibió en varios partidos. Pese a ello, se mantuvo firme en su deseo de volver a brillar y lo consiguió. Ganó varios títulos, incluida la medalla de oro en el torneo de dobles de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.
Pero, una vez más, las lesiones volvieron a aparecer y a frustrar sus objetivos. Entre el 2009 y el 2010 tuvo que luchar contra oponentes más fuertes y contra una herida que se hizo al pisar cristales rotos en un restaurante. Aun así, consiguió su decimotercer Grand Slam y se colocó como la sexta tenista con más títulos de la historia.
Aunque, su verdadero resurgir se dio en el 2012. La estadounidense fue la jugadora que más títulos obtuvo durante el año. Su último torneo de la temporada fue el WTA Championships en Estambul, Turquía. No perdió Ningún set durante el evento. Ganó este torneo por tercera vez y, con 31 años, se convirtió en la jugadora más veterana en obtenerlo.
Esa temporada también se adjudicó dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Quedó primera en el torneo individual y en el de dobles.
Entre el 2013 y el 2016 sumó un par de trofeos más a sus vitrinas. Y en el 2017 volvió a sorprender al mundo con sus logros. El 28 de enero, Serena Williams ganó el Abierto de Australia por séptima vez (un récord en la Era Abierta) derrotando a su hermana, Venus. Este fue su título 23º en singles de Grand Slam, superando el récord de Steffi Graf que ganó 22. Fue la primera vez en la Era Abierta que dos jugadoras de 35 años o más jugaban la final de un torneo de Grand Slam.
La victoria garantizó su regreso al número uno del mundo. Sin embargo, el 20 de abril, reveló que estaba embarazada de 20 semanas, y se perdería el resto de la temporada. Los tiempos significan que ella habría tenido aproximadamente ocho semanas de embarazo cuando triunfó en Australia.
Pese a que fue en el 2016 que ganó su último Gran Slam Dobles (en Wimbledon) y en el 2017 su último Grand Slam individual (en el Abierto de Australia), la norteamericana aún no ha anunciado su retiro del tenis profesional. Es más, este año participó en el Campeonato de Wimbledon. Jugó en la primera ronda ante la bielorrusa Aliaksandra Sasnóvich, pero se retiró en el primer set por una dolencia que le dejó al borde de las lágrimas.
Muchos aseguran que esas imágenes serán las últimas que veremos de Serena en una cancha de tenis, pues ya tiene 40 años. Sin embargo, ella es la mejor jugadora de la historia y se ha ganado el derecho a poner punto final cuando ella quiera, y no cuando alguien se lo diga.
Y es que la grandeza de Serena va mucho más allá de su éxito dentro de la cancha. Fuera de ella también ha hecho cosas nunca antes vista en el mundo del deporte. Por ejemplo, en el año 1999 cuando empezaba a destacar en el circuito WTA ganando títulos de renombre recibió una oferta importante de Puma, la cual aceptó y le supuso ganar 12 millones de dólares.
A finales del año 2003 surgió la noticia de que finalizaba el contrato con la marca alemana e iba a firmar un nuevo contrato con Nike. La menor de las Williams se pasó a la empresa estadounidense en el 2004, por lo que cobró 40 millones de dólares en 5 años.
En total, según la revista Forbes, Serena posee una fortuna cercana a los 225 millones de dólares. Gracias a esta cifra, se encuentra en la casilla 13 del ranking de los deportistas que más dinero han generado en toda la historia.
Por otra parte, estudió Arte en el Instituto de Florida, lo que la llevó a crear otro de sus negocios. Modela ropa para su propia marca, llamada Aneres (Serena al revés), cuyos modelos hemos podido ver a lo largo de los años en los distintos torneos, ya que ella misma diseña la ropa con la que disputa los partidos.
En una entrevista concedida al periódico Los Angeles Times dijo: «Nunca he considerado el tenis como mi única salida. Siempre me ha gustado hacer diferentes cosas cuando yo era más joven. Realmente nunca me gustó centrar todo en el tenis». Asimismo, ha realizado varias apariciones en televisión (como decenas de spots publicitarios) y ha hecho pequeños papeles en reconocidas películas y series.
Así termina la increíble historia de Serena Williams, una incansable mujer que siendo niña tuvo que superar la muerte de su hermana y luchar contra el racismo, para convertirse en una jugadora de tenis profesional. Pese a las dificultades de la vida, ella nunca se rindió y hoy es dueña de un palmarés al alcance de pocos: ha ganado 73 títulos de la WTA, 39 títulos de Grand Slam (23 en individuales, 14 en dobles femeninos y 2 en dobles mixtos), 4 medallas de oro en los Juegos Olímpicos, 2 dos Copa Hopman y una Copa Federación.
Trofeos con los que cualquier deportista se volvería loco, pero ella tiene muy claro qué es lo realmente más importante en esta vida:
«La familia es lo primero, y eso es lo que más me importa. Somos conscientes de que nuestro amor va más allá del de tenis. El tenis es solo un juego, la familia es para siempre», expresó en repetidas ocasiones la mejor tenista de la historia.