Para saber cómo un estímulo sensorial da lugar a una respuesta motora debemos conocer los componentes del sistema nervioso. Además, podremos saber también, por ejemplo, ¿Cómo saben los músculos de nuestra mano apartar los dedos de un horno caliente? ¿Cómo, cuando decidimos correr, se coordinan los músculos de nuestras piernas para sostener nuestros peso al tiempo que nos impulsa hacia delante?

Para llevar a cabo estos cometidos, los sistemas sensor y motor deben comunicarse entre sí. A este proceso se le denomina integración sensomotora. Para que nuestro cuerpo responda a los estímulos sensores, los sistemas sensor y motor de nuestro sistema nervioso deben funcionar juntos en una secuencia específica:

1. Los receptores sensores reciben un estímulo sensorial.
2. El impulso sensor es transmitido a lo largo de las neuronas sensoras hasta el SNC.
3. El SNC interpreta la información sensora que entra y determina qué respuesta es la más apropiada.
4. Las señales para la respuesta son transmitidas desde el SNC a lo largo de las neuronas motoras.
5. El impulso motor es transmitido hasta un músculo y se produce la reacción.

ENTRADA SENSORA

Recordemos que las sensaciones y el estado fisiológico son detectados por receptores sensores a lo largo del cuerpo. Los impulsos resultantes de la estimulación sensora son transmitidos a través de los nervios sensores hasta la médula espinal.

Cuando llegan a ésta, pueden disparar un reflejo local a este nivel o pueden viajar hasta las regiones superiores de la médula espinal o hasta el cerebro. Los caminos sensores hasta el cerebro pueden terminar en áreas sensoras del tronco cerebral, en el cerebelo, en el tálamo o en la corteza cerebral.

OPERACIÓN DEL ESTÍMULO SENSORIAL

Las áreas donde terminan los impulsos sensores reciben la denominación de centro de integración. Aquí es donde la entrada sensora es interpretada y unida al sistema motor. Estos centros de integración varían en su función:

– Los impulsos sensores que terminan en la médula espinal se integran aquí. La respuesta es generalmente un reflejo motor sencillo, que es el tipo más simple de integración.

– Las señales sensoras que terminan en la parte inferior del tronco cerebral producen reacciones motoras subconscientes de una naturaleza más elevada y compleja que los simples reflejos de la médula espinal. El control postural al estar sentado, de pie o moviéndose es un ejemplo de este nivel de entrada sensora.

– Las señales sensoras que terminan en el cerebelo también dan como resultado un control subconsciente del movimiento. Éste parece ser el centro de coordinación, suavizando los movimientos al coordinar las acciones de los diversos grupos musculares que se contraen para realizar el movimiento deseado. Tanto los movimientos de motricidad fina como gruesa parecen estar coordinados por el cerebelo en concierto con los ganglios basales. Sin el control ejercido por el cerebelo, todos los movimientos estarían descontrolados y descoordinados.

– Las señales sensoras que terminan en el tálamo comienzan a entrar en el nivel de la conciencia, y entonces comenzamos a distinguir varias sensaciones.

– Sólo cuando las señales sensoras entran en la corteza cerebral podemos localizar moderadamente la señal. La corteza sensora primaria, localizada en la circunvalación poscentral (en el lóbulo parietal), recibe entradas sensoras generales desde los receptores de la piel y desde los propiorreceptores de los músculos, tendones y articulaciones. Esta área tiene un mal del cuerpo.

CONTROL MOTOR

La estimulación en un área específica del cuerpo es reconocida y su localización exacta se sabe instantáneamente. Así, esta parte de nuestro cerebro consciente nos permite ser continuamente conscientes de lo que nos rodea y de nuestra relación con ello.

Una vez se recibe un estímulo sensorial, éste normalmente evoca una reacción a través de una neurona motora, con independencia del nivel en el que se detiene el impulso sensor. Los músculos esqueléticos son controlados por impulsos dirigidos por neuronas motoras (eferentes) que se originan en uno de estos tres niveles:

1. La médula espinal.
2. Las regiones inferiores del cerebro.
3. El área motora de la corteza cerebral
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Cuando el nivel de control se desplaza desde la médula espinal hasta la corteza motora, el grado de complejidad del movimiento se incrementa desde un control reflejo sencillo hasta movimientos complicados que requieren procesos básicos de pensamiento.

Las respuestas motoras para modelos de movimiento más complejos se originan generalmente en la corteza motora del cerebro.