Un correcto entrenamiento debe tener la carga, la intensidad y el volumen adecuado. Para ello es importante conocer las diferentes maneras de medir cada una de ellas. Una de las más utilizadas es tomar el pulso, que permite controlar la carga en el entrenamiento aeróbico.

Recordemos que, la carga representa el valor del trabajo realizado durante el entrenamiento o la competición; el volumen es la magnitud en cantidad de la carga que se desarrollan en una sesión, microciclo, mesociclo o macrociclo; y la intensidad hace referencia al aspecto cualitativo de la carga ejecutada en un período determinado de tiempo.

Volviendo al tema del pulso cardíaco, es importante saber cómo y dónde tomarlo. Tanto entrenadores como deportistas deben conocer el lugar y la manera idónea de hallarlo manualmente. Esta es una guía práctica de la forma en que se hace:

El pulso se ubica en la muñeca o en el cuello.

Se utilizan las puntas de los dedos índice y medio para tomar el pulso.

Use un reloj de pared o un reloj de pulsera en la otra mano y cuente los latidos que siente durante 1 minuto.

También puedes contar las pulsaciones durante 10 segundos y multiplicarlas por 6 para hallar los latidos por minutos. Esto también se denomina frecuencia del pulso cardíaco.

El pulso no se debe tomar con el dedo pulgar. El pulgar solo tiene una arteria llamada «arteria principal del pulgar», la cual le pasa por su línea media. Si tomas el pulso con el pulgar, se puede confundir el que se quiere tomar con el propio pulso de esta falange.

NIVELES NORMALES AL TOMAR EL PULSO

El pulso el pulso de una persona es una onda de presión provocada por la expansión de las arterias como consecuencia de la circulación de sangre bombeada por el corazón. De esta forma fácilmente podemos definir el ritmo del corazón antes, durante y después del entrenamiento.

Los expertos en el tema aseguran que la frecuencia cardíaca de una persona sana en estado de reposo, oscila entre 50 y 100 pulsaciones por minuto. Teniendo en cuenta de que el ritmo al que nuestro corazón late es variable. El ejercicio, un esfuerzo importante o una situación de estrés pueden incrementarlo, al igual que un estado de relax total, disminuirlo. Es algo absolutamente normal.

Además, cada persona tiene su propia frecuencia y no siempre un pulso acelerado o demasiado lento implica necesariamente una patología cardíaca. Por ejemplo, muchos deportistas de élite tiene una frecuencia cardíaca especialmente baja cuando se encuentran en un periodo de descanso o reposo y es algo normal y saludable. Su corazón baja el ritmo precisamente para recuperarse de duros entrenamientos.

También es cierto que el pulso puede dar valiosa información sobre posibles anomalías, como pueden ser una arritmia o una taquicardia. Si tu pulso en reposo alcanza o sobrepasa las 120 pulsaciones por minuto o son más bajas de 45, consúltalo con tu médico.