La nutrición es un aspecto fundamental para el desarrollo humano en todas las edades. Sin embargo, la alimentación en niños y adolescentes es a la que más debemos prestarle atención por varias razones.
Estamos hablando de la etapa del ser humano en la que se establecen las bases para una vida saludable. Educarnos desde pequeños a comer bien es un factor determinante para tener una futura adultez con calidad de vida.
Consciente de ello, José Moreno, coordinador del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría (AEP), nos brinda los siguientes consejos para mejorar la alimentación en niños. Además, el reconocido nutricionista español responde algunas de las preguntas más frecuentes que realizan los padres sobre este importante tema.
El experto pone ejemplos de prácticas que deberían revisarse: «En los adolescentes, el consumo de bebidas azucaradas, las dietas poco variadas y con poca fruta y verduras. Algunas veces (hasta el 10% de los menores que están en la adolescencia), se saltan el desayuno.
En edad escolar, y algo menos en preescolar, hay un excesivo consumo de bebidas azucaradas y zumos, y también se toman ultraprocesados como bollería industrial (en especial en las comidas entre horas). En los más pequeños, destacan actitudes de los padres frente a la alimentación -muy autoritarios algunos; despreocupados, otros- , y el consumo de procesados».
En todas las edades, se repite el hecho de que nos sentamos pocas a veces, o ninguna, a comer todos juntos en la misma mesa.
– ¿Hasta qué edad hay que evitar añadir sal y azúcar a los alimentos?
En general, la idea es no añadir sal a los alimentos cocinados durante, al menos, los dos primeros años de vida, y luego usarla de forma muy limitada -como para el resto de la población-. En cuanto al azúcar, no debe añadirse por debajo de los dos años y este consejo podría mantenerse por encima de esa edad.
– ¿Qué ocurre si le das a diario productos como las galletas?
Añadir una galleta a una papilla de frutas o tomar ocasionalmente galletas en el desayuno no constituye un «delito nutricional». La principal razón de limitar el consumo de productos azucarados o dulces es el aprendizaje o el acostumbramiento a los sabores dulces y lo que puede influir en las apetencias posteriores. Son más importantes los patrones alimentarios que los consumos ocasionales o puntuales.
– ¿Es malo que los niños coman muchos chocolates?
El chocolate es otra historia. Si tiene un contenido alto en cacao y bajo en azúcares, puede consumirse con más frecuencia que los chocolates con leche y azúcar. Pero ocasionalmente pueden consumirse, porque un bocadillo de pan con chocolate es mejor que un producto de bollería industrial.
– ¿Qué implicaciones tiene utilizar la comida como premio y castigo?
A comer se aprende. Darle un valor más allá de lo que significa el hecho de comer dota a unos alimentos de importancia y «castiga» a otros (te doy un helado de postre si te comes las espinacas). Ser excesivamente autoritario en la mesa tampoco ayuda (no te levantas hasta que termines el plato).
-¿Tiene riesgos no respetar los tiempos de ayuno entre las comidas principales?
Comer entre horas es un pequeño -o gran- desorden. El cuerpo responde a las señales de hambre y saciedad para comer y dejar de hacerlo. Si no aprendemos a reconocer esas señales, comeremos por inercia y más de lo que deberíamos. Hay un tiempo para comer y un tiempo para jugar; un tiempo para cada cosa. ¡Claro que tiene repercusiones!