Los tests funcionales son un conjunto de pruebas que forman parte del entrenamiento deportivo y que pueden clasificarse de acuerdo con el aspecto que evalúan, las condiciones en que se realizan y el sujeto en quien se aplican.
Entre ellos se encuentra el famoso Test de Ruffier, que se encuentra dentro de la categoría de los tests cardiovasculares. Es un test ampliamente conocido para evaluar la aptitud cardíaca y la reacción vagatónica adquirida y desarrollada mediante el ejercicio aerobio sistemático.
Consiste en registrar el pulso en reposo (por intervalos de 10 segundos o durante 60 segundos continuos), realizar 30 sentadillas profundas en 45 segundos (controlar el ritmo de 10 sentadillas por cada 15 segundos) y registrar de nuevo el pulso en los primeros 10 segundos del primero y del segundo minuto de recuperación.
El indice del Test de Ruffier plantea sumar los tres valores de las pulsaciones (transformados previamente a pulsaciones por minuto) restarle 200 y dividir el resultado por 10. Por debajo o igual a cero se evalúa excelente el estado funcional del sistema cardiovascular; más de cero hasta 5 muy bien; más de 5 hasta 10 medio; más de 10 hasta 15 débil y más de 15 mal.
Atendiendo a la intensidad de la carga aplicada, este test se utiliza para evaluar la aptitud cardíaca en niños y en adultos poco entrenados de edad media y de la tercera edad.
Por último, vale la pena recordar que, el área cardiorrespiratoria abarca por tanto en su evaluación el estado funcional de los sistemas cardiovascular y ventilatorio, así como, la potencia y la resistencia aerobias.