La mayoría de las personas que hacen dieta tienen un objetivo simple: perder peso como sea posible, en el menor tiempo posible. Por eso, el Ayuno Intermitente es uno de los métodos más famosos que existe. Cada vez son más las personas que lo practican o que hablan de él.
Para quienes todavía no lo conocen, el ayuno intermitente o esporádico consiste en establecer intervalos de tiempo más específicos para las comidas y durar entre 12 y 16 horas sin comer durante el día. Los lapsos más habituales son: 12 horas de ayuno y 12 horas de comida; y 16 horas de ayuno y 8 horas de comida.
Además del periodo de tiempo, la hora en la que ayunamos también es fundamental para alcanzar nuestro objetivos. Un reciente estudio de científicos españoles, publicado en la prestigiosa revista ‘Nature Medicine’, reveló cuál es la mejor hora del día para hacer ayuno intermitente.
Los investigadores han analizado los efectos de una intervención de 12 semanas con tres estrategias distintas de ayuno:
1. Ayuno temprano (venta de ingesta: aproximadamente 9:00-17:00).
2. Ayuno tardío (aproximadamente 14:00-22:00).
3. Ayuno autoseleccionado, donde las personas podían seleccionar la franja horaria en la que querían comer, y lo hacían de media entre las 12 de la mañana y las 8 de la noche.
El estudio reveló que, de todos estos ayunos, realizar la última ingesta de comida antes de las 17 horas y no cenar por la noche es una estrategia segura y eficaz para reducir la grasa subcutánea abdominal, es decir, la grasa que tenemos justo debajo de la piel.
Los autores del estudio observaron que los grupos que realizaban ayuno, independientemente del horario de la ingesta, lograron una mayor pérdida de peso, de media 3-4 kg, en comparación con el grupo de tratamiento habitual que seguía con su ventana de ingesta de al menos 12 horas. Así mismo, que el grupo de ayuno temprano redujo en mayor medida la grasa subcutánea abdominal.
El estudio también evaluó los niveles de glucosa en ayunas y la glucosa durante 24 horas mediante un monitoreo continuo de glucosa que llevaron las personas participantes durante 14 días antes y al final de la intervención. Los resultados muestran que el grupo de ayuno temprano mejoró significativamente los niveles de glucosa en ayunas y la glucosa nocturna en comparación con el resto de grupos.
Finalmente, los autores del estudio destacaron que, a diferencia de los que se puede pensar, todos los grupos de ayuno tuvieron una alta tasa de adherencia y no se registraron eventos adversos. En base a esto, el ayuno intermitente se presenta, por tanto, como una estrategia segura y prometedora para el manejo del peso corporal y la mejora de la salud cardiovascular en personas con sobrepeso u obesidad.