Aunque las aves también pertenecen al grupo de las carnes, por su textura más ligera merecen una categoría aparte. Entre pescados, crustáceos y mariscos, el mar es una fuente impresionante manjares exquisitos y sabrosísimos. Prácticamente todo lo que se pesca es bueno sin discusión, pues los productos son ricos en proteínas, vitaminas (B y D), minerales (fosforo, hierro, yodo…) y ácidos grasos indispensables para el buen funcionamiento de nuestro organismo.
Antes de entrar a analizar sus diferentes tipos, vale la pena tener en cuenta que lo recomendable aquí es comprar aves y pescados lo más fresco posible. Y, para acertar aún más el tiro, optar por el pescado de temporada, en el caso de los segundos. Ahora si revisemos cuáles son los tipos de aves que puedes consumir y, posteriormente, los diferentes pescados que puedes incluir en tu dieta.
🐔 El Pollo
Es rico en proteínas y muy pobre en grasas, siempre que le retires la piel, que será todo lo sabrosa que quieras, pero no es nada recomendable para la salud, pues bajo ella donde se localiza toda la grasa. Lo verás más claro si tienes en cuenta que con un muslo con piel tienes 266 kilocalorías por cada 100 gramos, mientras que sólo 139 kilocalorías sin ella. Es una diferencia apreciable.
🦆 El Pato
No es un plato habitual en nuestras cocinas, pero vale la pena tenerlo en cuenta. Sobre todo porque sus grasas son de buena calidad incluso para combatir las enfermedades cardiovasculares. Eso sí, siempre que, como en el caso del pollo, extraigas su cuero.
🐟 El Pescado
Al contrario de lo que pasa con las carnes, el pescado tiene grasas poliinsaturadas que son muy beneficiosas para nuestra salud, pues: mejoran nuestra capacidad de concentración, aumentan la memoria, reducen las cantidades de triglicéridos en sangre, disminuyen el riesgo de enfermedades cardiovasculares, atenúan las inflamaciones y participan en el desarrollo del cerebro y la retina del futuro bebé durante el embarazo.
🦐 Los Mariscos
Siempre que sean frescos y de calidad, estos productos del mar son excelentes tanto para mantener la línea como para la salud. El hecho que haya que descascarillarlos hacen que se saboreen con lentitud y que relativamente rápido produzcan una sensación de saciedad. Por otro lado, es cierto que aportan mayor cantidad de colesterol, pero al ser sus grasas insaturadas se pueden consumir sin miedo. Aunque, como en todo, procura no excederte.