Egan Bernal sigue siendo el hombre del momento en Colombia. Además de ser noticia por su asombrosa recuperación, el ciclista está dando de qué hablar por cuenta una entrevista concedida a la revista ‘Semana’. El zipaquiñero habló por primera vez después del accidente que casi le cuesta la vida. Estas fueron las palabras de Egan Bernal:
PRIMERAS SENSACIONES
«Me caigo y todo el rato estuve consciente hasta que llegué al hospital. Ahí me durmieron porque tenía mucho dolor. Nunca pensé que fuera tan grave. Obviamente tenía un dolor insoportable, ha sido el dolor más grande de mi vida. Me aguanté como unos 30 o 40 minutos desde que me caí hasta que llegué al hospital. Cuando me desperté de la cirugía me dijeron: Usted pudo haber muerto».
VERDADERA GRAVEDAD
«Ya me habían quitado el tubo de la boca para poder respirar y me estaban llamando. Me desperté, y dijeron: ‘Mueva las piernas’. En ese momento dije: fue grave. Fue un instinto. Me dijeron eso y fue porque tal vez pude perder la movilidad de las piernas.
Las moví y me empezaron a preguntar: ‘¿Siente acá?’, ‘¿Siente allá?’. Menos mal sentía todo. Ahí fue cuando me empezaron a contar, porque no me contaron de una. En ese momento no entendía la gravedad del asunto, hasta que fue el neurocirujano y me explicó con porcentajes y todo».
DIAGNÓSTICO MÉDICO
«Que un 95% hubiera podido morir o quedar parapléjico. Que fue una cirugía muy grave y que en su carrera había operado cientos de columnas y que, de esta magnitud, solo dos habían salido bien. Yo era la segunda. Imagínese. Es un neurocirujano muy bueno y cuando me dice eso yo dije: pucha, fue algo muy grave. Entre cientos, salí bien yo».
ACCIDENTE DE EGAN BERNAL
«Me estrellé contra el bus a 62 kilómetros por hora. El bus estaba quieto. En ese momento imagínese el dolor. Caí y dije: me di muy duro. Fue un golpe en seco. Pensé que no había sido una persona, porque hubiera salido resbalado. Que no había sido una moto o un carro, porque habría salido volando.
Pensaba que había sido una mula o un bus. Tenía tanto dolor que lo que hacía era mirar hacia abajo, estaba tendido en la vía. En ese momento se bajó la persona que me estaba acompañando.
En ese momento, el único que me estaba acompañando era un mecánico que iba manejando en el carro de atrás, escoltándome. Lo primero que hizo fue llamar al doctor del equipo, que estaba en el hotel. Mi masajista trajo al doctor. Llegaron muy rápido, menos mal. Gracias a él estoy con vida».
MUY AGRADECIDO
«Sí, con cada uno de ellos, con los que me operaron la rodilla, el fémur, las manos, el diente. Con el doctor Uriza, que fue el neurocirujano. Gracias a ellos estoy vivo, gracias a ellos puedo caminar, puedo moverme, hasta las manos puedo ya moverlas, así que, nada, siento que también gracias a ellos tengo esta segunda oportunidad».
VARIAS CIRUGÍAS
«A mí me entran a cirugía. Sale el doctor Uriza, el neurocirujano, y habla con mis familiares. Y les dice: bueno, la cirugía va a ser algo grave. Les explicó lo que yo tenía y lo que tenía roto. Y les advirtió que el hecho de que yo hubiera llegado a la clínica con vida era un milagro.
Les dijo: «Él está vivo de milagro, es un milagro. Pero la cirugía que viene es muy complicada, él podría quedar parapléjico».
MENSAJE DIVINO
«Créeme que cada vez que llegaba una enfermera, un doctor o mucha gente, me decían: Dios lo quiere mucho, Dios lo ama. Y cuando me decían eso, tal vez es cosa mía, pero sentía como cierto escalofrío dentro de mí y era algo chévere. Sentía que tal vez era Dios el que me lo estaba diciendo a través de esas personas.
‘Dios lo ama, Dios lo quiere, Dios le va a dar a usted una segunda oportunidad’. Es algo personal obviamente, pero es algo muy bonito y especial en esas dos semanas que estuve en la uci. Estoy vivo, es como una segunda oportunidad. Es como volver a nacer y ya disfruto cada cosita que me pasa».