En términos generales, entendemos por lúdica pre-artística, aquella serie de actividades con ánimo recreativo, de juego y deleite. Éstos preparan o facilitan el acceso de los niños a los fenómenos artísticos de los adultos; que se va sedimentando y transformando con el paso del tiempo adaptándose a cada generación, a cada tiempo.
No se trata de amaestrar a los niños con juego y danzas, sino de propiciar su acercamiento a ella, sensibilizarlo, mostrarle esta alternativa, otra posibilidad para su expresión.
El empleo sistemático de la Lúdica Infantil Tradicional, tiene un gran papel en la inducción para el fortalecimiento de identidad cultural, para generar arraigamiento y pertenencia del niño en sus realidades contextuales, en la diversidad cultural que es generadora de los valores de esa comunidad o de un país.
La efectividad para el logro de los propósitos planteados, solo se da con la aplicación ordenada, no caprichosa del juego. Este sería el aval para muy buenos resultados; aplicar ordenadamente, según las individualidades, es aplicar teniendo en cuenta los objetivos propuestos en el curriculum y las condiciones sociales del entorno.
Sistematizar es también el empleo de ficheros que el maestro o el cuerpo magisterial de una institución elabore (cada juego en una ficha); clasificados bien sea por edades, por sus beneficios neuromusculares, sociales, afectivos, por sus aplicaciones en programas (danza, música, teatro, plásticas, matemáticas, ciencias, sociales, etc.).
Aclaramos: todas las materias, sin excepción, son posible de ser enseñadas por medio del juego; incluso con más eficacia que con las metodologías tradicionales, estamos hablando del juego como pedagogía y no como antiguamente se entendía como actividad improductiva, signo de inmadurez, de pérdida de tiempo o de mero distractor para que el maestro o los padres lo apliquen cuando el niño esté molestando mucho.
Beneficios del Juego en la Pedagogía
Veamos algunos beneficios que logra el niño mediante un trabajo lúdico-predancístico bien llevado:
– Mejorar en su expresión corporal, armonizar sus movimientos.
– Adquirir nuevos conocimientos sobre la música y la danza.
– Obtener una nueva visión sobre su país y sobre la humanidad.
– Desinhibición para interactuar comunitariamente.
– Respeto y afecto por los demás.
– Dar salidas creativas a su vocación lúdica.
– Complementar su formación académica.
– Cubrir parte de sus necesidades recreativas.
– Socializarse y adquirir nuevas amistades.
– Aprender a trabajar en grupo.
– Avanzar en el conocimiento y el dominio de su cuerpo.
– Manejo de la especialidad: lateralidad.
– Destrezas físicas en general.
– Dominio ritmo-melódico.
– Desarrollo de su creatividad.
– Desarrollo de su conceptualidad estética.
Con respecto a los maestros que no son artistas y por esto se sienten impedidos para acompañar al niño al arte, es sensibilizarlo, posibilitarle, acompañarlo; recordemos esta famosa frase de Fernando González: «Pedagogo es aquel que ayuda a los niños a encontrarse».
«El arte infantil es posible cuando la escuela conduce al niño al descubrimiento del mundo que lo rodea y de sus relaciones. La ternura del maestro lo salva del miedo, de la timidez y de la indecisión y el arte infantil nace con natural sencillez como don de gracia. El arte infantil es posible sin maestros de arte. (La escuela actual nos lo posibilita)», Leticia Cossettini, en el libro ‘Del Juego al Arte Infantil’.