La enseñanza y aprendizaje de las habilidades motrices básicas transcurre a lo largo de un proceso que tiene una determinada duración en el tiempo; durante el cual se pretende que los alumnos y alumnas adquieran un repertorio y un bagaje motriz que les sea de utilidad tanto en su desarrollo personal como en la resolución de nuevos y posteriores aprendizajes.
Hemos de destacar que lo importante de este proceso y el eje sobre el cual va a girar el mismo son los alumnos. La habilidad se convierte en el instrumento educativo que utilizamos para conseguir esta finalidad última.
Todo esto comporta de una manera concreta de entender la enseñanza y aprendizaje, de tal forma que se hace necesario un conocimiento específico de la metodología adecuada y de las estrategias y mecanismos que los alumnos ponen en juego durante el desarrollo de este proceso.
Todas las acciones de enseñanza y aprendizaje deben centrar la acción educativa sobre el proceso dejando el resultado en segundo lugar y como consecuencia lógica de la culminación de un proceso llevado a cabo de forma coherente.
La enseñanza y el aprendizaje de cualquier acción motriz se realiza a través de un proceso que tiene una duración temporal concreta. Existen diferentes modelos o formas de aprendizaje; desde el aprendizaje por condicionamiento hasta la concepción más cognitiva del mismo, pasando por la imitación, el ensayo-error, el aprendizaje por enlaces o conexiones, etc.
Pero sea cual sea el modelo utilizado en las habilidades motrices básicas, en todos transcurre un tiempo desde que es presentado el nuevo aprendizaje hasta que éste se logra. Otra cosa será la significatividad y la perennidad del aprendizaje a partir del modelo utilizado.
FASES EN EL APRENDIZAJE DE LAS HABILIDADES MOTRICES
Este proceso varía en el tiempo en función de elementos diversos: características de los alumnos, características de la habilidad y por los aspectos relacionados con la propia situación de enseñanza y aprendizaje.
La mayoría de investigadores coinciden en establecer diferentes fases o etapas en este proceso. Así pues, el aprendizaje de cualquier praxis motriz, ya sea un esquema motor, una tarea o una habilidad, atraviesa por una serie de momentos con una cierta diferenciación entre los mismos, donde el individuo va adquiriendo nuevas relaciones de movimientos hasta consecución de la misma y con un determinado nivel de destreza.
Si analizamos las diferentes propuestas podemos observar que en todas ellas se determinan tres fases importantes y diferenciadas:
La primera fase es donde el alumno toma contacto con la nueva habilidad objeto de aprendizaje. En esta fase el alumno explora y se familiariza con la habilidad, por tanto, hay una intervención importante de los mecanismos perceptivos. Generalmente, no se consigue la habilidad y se producen intentos de realización a base de poner a prueba los aprendizajes anteriores con la idea motriz que el alumno se ha creado de la habilidad.
En la segunda fase, es posible que el alumno realice la habilidad, pero con ciertas dificultades; tales como falta de independencia segmentaria, de coordinación dinámica general, de eficacia en la acción, etc. Es en esta fase en donde se producen los verdaderos mecanismos de regulación del aprendizaje.
Finalmente, en la tercera fase se consigue la realización de la habilidad; salvando los problemas segmentarios y de coordinación que se dieron en la anterior.
IMPORTANCIA DE LA ENSEÑANZA
En general y especialmente en el ámbito escolar no podemos conformarnos con la consecución de esta última fase o de la habilidad. Tenemos que lograr una estabilización y utilidad de ese aprendizaje; es decir, que el alumno sepa aplicarlo y utilizarlo en cualquier situación que lo requiera.
De esta manera podemos, con ese aprendizaje, resolver problemas diversos en función de situaciones cambiantes tanto espaciales como temporales, instrumentales, normativas, etc.
Será difícil alcanzar estas finalidades si el proceso de aprendizaje se ha producido de una manera mecánica, sin interiorización, sin una aplicación; es decir, de forma no significativa para el alumno.
La aplicación más educativa del conocimiento de estas fases es poder realizar en cada momento la regulación pedagógica que lleve al alumno a obtener la capacidad de poner en acción el potencial de aprendizajes adquiridos para resolver nuevas situaciones y/o habilidades motrices.