La ropa juega un papel bastante importante dentro del ejercicio físico y el entrenamiento deportivo. Científicamente se ha demostrado que a través de la tecnología se pueden crear trajes que mejoran el rendimiento de los deportistas y socialmente se ha comprobado que la gente siempre juzga a los demás por lo que llevan puesto, especialmente en el gimnasio.
A raíz de ello, en esta oportunidad quiero hablarte sobre la vestimenta ideal o más adecuada para hacer ejercicio o ir al gym. Lo primero que debes tener en cuenta es que el secreto está en la comodidad y no en la elegancia. Si bien es cierto que los gimnasios son lugares públicos a los que va mucha gente y por eso es muy importante tener una buena pinta, también está claro que por encima de eso estamos hablando de un lugar creado para entrenar y en el que estás constantemente en movimiento. En ese orden de ideas, hablemos ahora si específicamente de cada elemento que compone tu vestuario.
Hay dos días de la semana en los que no importa mucho el tipo de camiseta que lleves: el día de pierna y el día de abdomen. Teniendo en cuenta que las extremidades del tren superior no trabajarán directamente estos días, puedes usar lycra, camiseta con manga e incluso hasta camisa formal. Pero, los días que vayas a entrenar pecho, espalda, bíceps, tríceps… procura que tu ropa no sea muy ajustada y que además incluya un buso esqueleto (manga sisa) para tener un mayor rango de movilidad.
Contrario a la camiseta, el tipo de pantalón que lleves al gimnasio cobra mucha importancia principalmente en los días de pierna y abdomen. Aquí el buso pasa a un segundo plano, pues en realidad lo importante es que podamos flexionar, girar, acostarnos y realizar otros movimientos con mucha comodidad. Así que en estos días evita llevar sudaderas largas e inclínate por las pantalonetas cortas o una lycra bien ajustada al cuerpo. En los días que vayas a trabajar los músculos superiores puedes llevar cualquier pantalón.
Una buena ropa siempre incluye unos buenos zapatos y en el gimnasio aún más. Lo ideal es que uses unos con suelta alta y no aquellos que son planos en la parte de abajo. Unos flexibles que se doblen al ritmo de tus pies y no unos rígidos que te hagan doler el talón. Usa unos livianos que te hagan sentir que andas descalzo y no unos pesados que te arrastren por todo lado. Eso sí, recuerda siempre que lo más importante es como te sientes y no como te ve la gente (comodidad).