No Comas Menos de lo Necesario

Como ya lo hemos mencionado en distintas ocasiones, el objetivo de disfrutar de una vida sana sólo se puede lograr a partir de dos bases: el ejercicio constante y la alimentación equilibrada. Esto último es muy importante y no debes confundirlo, como tanta gente hace, con someterte a una dieta estricta para adelgazar. En absoluto. Yo soy partidario de que comas de todo, pero con conocimiento de lo que comas.

En caso contrario, si abordas una dieta que limite mucho las kilocalorías lo que conseguirás es someter tu cuerpo a una doble carga: por un lado, esa alimentación insuficiente y, por otro, el ejercicio. De este modo, rebajas la energía que proporcionara la comida y al mismo tiempo aumentas el gasto energético que produce el entrenamiento. El resultado obvio es que el cuerpo se agota rápidamente. Para no tensar tanto la cuerda debes introducir una dieta sana en tu vida, lo que no significa rebajar súbitamente el número de calorías, y menos si empiezas un programa de entrenamiento en el que tu rendimiento estará muy ligado a los que comas. El desequilibrio puede ser excesivo y tu salud se acabará resintiendo.

En cambio, los beneficios de la dieta sana los disfrutarás de inmediato. Aunque sólo sea por un pequeño detalle: que un cuerpo ligero es más fácil de mover que uno pesado. Sentirás una ligereza que provocará que tengas ganas de mover más el cuerpo. Con el resultado de que ese movimiento te hará sentir más sano y ligero. Lejos de ser un círculo vicioso (como mucho, lo sería virtuoso), esto es lo que se conoce como espiral positiva. Una vez entras en ella apenas necesitas esfuerzo para mantenerte dentro, pues es tu propio cuerpo quien te pide salud.

Por el contrario, puedes entrar en una espiral negativa. Basta con que comas demasiado. En ese caso, te sientes pesado y eso provoca que no hagas ejercicio, con el resultado de que te atrofies y te cueste más moverte. Para salir de esta situación hace falta energía, por lo que te aconsejo que busques la espiral sana, la positiva. Y para ello, el único sacrificio que debes hacer es comer bien y equilibrado. En cuanto lo hagas, verás que de sacrificio nada de nada y te sorprenderás de no haberlo hecho antes.