El principio de gradualidad dicta la elevación de las cargas en el entrenamiento; el aumento del volumen y la intensidad de los ejercicios realizados; la complicación de los movimientos y acciones; y el crecimiento del nivel de tensión psíquica.
Además, está fundamentado en una proposición fisiológica. Ésta considera que las modificaciones y reorganizaciones de los órganos y sistemas y el perfeccionamiento de sus funciones transcurre gradualmente bajo la influencia del entrenamiento, durante un largo periodo de tiempo.
El perfeccionamiento de las funciones del sistema nervioso central exige abordar la cuestión de forma cuidadosa y gradual.
El principio de gradualidad se garantiza en la metodología de enseñanza de la técnica y la táctica de cualquier tipo de deporte. Esta metodología, en grado considerable, se basa en reglas pedagógicas fundamentales: «de lo simple a lo complejo», «de lo fácil a lo difícil», «de lo conocido a lo desconocido».
La regla de lo simple a lo complejo determina el crecimiento gradual de la complejidad en la coordinación de los ejercicios; la regla de lo fácil a lo difícil determina la gradualidad de elevación de las cargas físicas y psíquicas durante la enseñanza; y la regla de lo conocido a lo desconocido condiciona la secuencia de los ejercicios en la metodología.
Este principio significa un aumento prudencial de las cargas y dificultades de los ejercicios en cada sesión. También es sobre la base de este principio que se organiza el proceso de entrenamiento para ciclos de una semana, un mes o un año.
En la práctica deportiva, la elevación gradual de las cargas de entrenamiento se concibe casi siempre de forma escalonada, de un microciclo semanal a otro. El paso de un escalón a otro debe ser suave.
LA CURVA DE GRADUALIDAD
Normalmente, no se realizan observaciones minuciosas de los avances, en las posibilidades funcionales, de los deportistas de una sesión a otra. Durante las comprobaciones de control, después de un cierto periodo de entrenamiento, los resultados son frecuentemente, algo más elevados.
En principio, cualquier salto en los resultados deportivos y en la carga del entrenamiento siempre está condicionado por una acumulación gradual de las posibilidades funcionales.
Existe una relación entre la longitud y la altura de los escalones: mientras menor sean las sesiones con cargas aproximadamente semejantes, menor será la altura a la que pueda elevarse la carga en la sesión siguiente. Por el contrario, la elongación de los escalones permite pasar a cargas superiores en el siguiente microciclo.
A veces se requiere disminuir, periódicamente, la carga para un total restablecimiento de las fuerzas y posibilidades del organismo del deportista. Esto le otorga un carácter ondulatorio a la curva de gradualidad.
Por lo tanto, la elevación gradual y escalonada de las cargas del entrenamiento deberá tener también forma ondulatoria. De aquí se desprende que la aplicación de una diferente orientación en el proceso de entrenamiento con ejercicios exige, en todo caso, la gradualidad en la elevación de las cargas.
Si hablamos de cualidades motoras estas diferencias pueden ser expresadas de forma siguiente: la flexibilidad se logra en el día a día; la fuerza, de semana a semana; la rapidez, de mes a mes; y la resistencia, de año a año.
Como conclusión podemos afirmar que, la curva de gradualidad de cualquier proceso de educación y enseñanza será desigualmente ascendente, en forma escalonada y ondulatoria. El tránsito de la carga al reposo, al final de cada sesión de entrenamiento y después de la participación en competencias, deberá ser gradual.