El entrenamiento de la fuerza funcional y la potencia está dirigido a mejorar su capacidad para aplicar una fuerza suficiente sobre un oponente u objeto en el momento adecuado, a la velocidad requerida, y en la dirección correcta.
La clave es descubrir cuánta fuerza hace falta en las diferentes ocasiones del partido y aprender a aplicar con precisión dicha fuerza en su deporte.
Según se incrementen su fuerza funcional y su potencia, así se incrementará su «reserva de potencia» que le permitirá jugar a un porcentaje menor de su capacidad con más potencia disponible para utilizarla durante las ocasiones que lo requieran, que sin duda surgirán durante el juego.
Desde luego, el gran beneficio de un motor de alta potencia es su rápida aceleración. De manera similar, un cuerpo humano de alta potencia alcanzara una velocidad determinada mas rápidamente que otro de baja potencia. Una mejora en la fuerza funcional y la potencia le puede proporcionar esta ventaja.
Propósito
El objetivo principal del entrenamiento debe ser desarrollar la capacidad de los tejidos y la fuerza requerida por su deporte. La capacidad de los tejidos incluye la aptitud que estos tienen para defenderse, construirse, repararse, curarse, regenerarse, remodelarse y regularse ellos mismos.
Todos los cambios funcionales están acompañados de cambios estructurales en los tejidos y sistemas. Estos cambios involucran a todo el organismo.
Cualquier constructor sabe que los materiales empleados en construcción deben ser capaces de aguantar las cargas en cualquier rango de sobrecarga. El cuerpo humano también tiene sus limitaciones.
Doctores, entrenadores, deportistas y aficionados son conscientes de que las fuerzas que se generan en un deporte pueden ir, y de hecho van, más allá de la tolerancia humana. Muchas veces las fuerzas exceden la capacidad de los tejidos para proteger el cuerpo, y se producen lesiones. Aunque no se puede garantizar que un alto nivel de fuerza funcional y potencia proporcionen protección ante tales lesiones, si que dan algo de seguridad básica.
Mejoría en la fuerza y la potencia
Con el adecuado entrenamiento, el cuerpo humano se dará cuenta de los cambios estructurales necesarios. Los tejidos se reforzarán como consecuencia natural del entrenamiento. Usted también debe desarrollar suficiente tamaño, fuerza y reserva de potencia adicionales como para poder rendir a las altas velocidades de su deporte y aun así protegerse ante posibles lesiones.
De forma incuestionable, el factor de prevención de lesiones más importante es ser un jugador atento y habilidoso con capacidad para controlar las fuerzas con las que se enfrenta en el campo.
Los beneficios inmediatos y a largo plazo se harán evidentes por la mejora del rendimiento, el tiempo más corto de recuperación tras el ejercicio, la reducción del número de lesiones, y, en caso de que se produzca una lesión, la disminución del tiempo de recuperación.
La capacidad de poner un cuerpo parado en movimiento rápido, y ejercer la máxima fuerza, requiere tanto fuerza como potencia (velocidad-fuerza). Un deportista puede ser muy fuerte, y aun así faltarle potencia explosiva y ser incapaz de esprintar 35 metros rápidamente. El entrenamiento de velocidad y potencia debería incluir movimientos que sean similares a los deporte (éste es el principio de la especificidad).
Los programas específicos de entrenamiento de fuerza con grandes cargas, contracciones cercanos a la capacidad máxima, bajas repeticiones, y recuperación completa entre series, producen un mayor incremento en el volumen de las fibras de contracción rápida que en las de contracción lenta.