Después de entrenar, debes bajar las pulsaciones poco a poco. Eso es lo que conocemos como «vuelta a la calma». Dicho de otra forma, es la fase final del entrenamiento que le permitirá a tu cuerpo recuperar su estado natural y evitar futuras lesiones por el esfuerzo realizado. Sea como sea, se trata de algo completamente obligado para aquellos que quieran hacer las cosas bien. Y tú, sin duda, eres uno de ésos, ¿no?
La técnica no tiene misterio. Sólo has de cesar el ejercicio lenta y progresivamente, bajando la intensidad hasta detener la actividad por completo. Así darás tiempo a los distintos sistemas corporales que se habían acostumbrado al ejercicio a volver a su estado habitual. Me refiero en concreto al sistema cardiorrespiratorio y al nervioso. Al alcanzar este punto, es recomendable realizar una pequeña sesión de relajación de unos 5 minutos. ¿Y cómo? Pues es de las más sencilla de las maneras: tumbado y sin hacer absolutamente nada. Ya verá que es un momento absolutamente impagable.
La vuelta a la calma debe de ser progresiva de más a menos en intensidad y específica según el ejercicio realizado. Evitará lesiones, síncopes y facilitará la recuperación post esfuerzo. A continuación te comparto algunos ejemplos de vuelta a la calma para trabajos aeróbicos y musculares.
Si tu actividad física favorita es correr, lo ideal es disminuir la velocidad de carrera progresivamente hasta que se acaba por andar. De este modo la circulación sanguínea se va adaptando al estado de reposo. Después de acabar caminado un par de minutos no olvides estirar los músculos principalmente implicados en la carrera (cuadríceps, isquiotibiales y gemelos).
Tras una sesión de gimnasio con ejercicios de fuerza no vendrá nada mal acabar con un ejercicio aeróbico que implique las zonas trabajadas, así la sangre retirará metabolitos y limpiaremos el músculo. Aquí también se debe de acabar con estiramientos de los músculos trabajados. Si después del gym vas a la ducha prueba a alternar 3 minutos de ducha caliente con 1 de agua fría, esto dilata y contrae los vasos sanguíneos ayudando a limpiar el músculo.