La frecuencia cardíaca normal oscila entre 60 y 100 latidos por minuto; es 5 latidos/minuto mayor en las mujeres que en los hombres. El promedio durante el reposo es de 78 en los hombres y 84 en las mujeres.
Se dice que hay tendencia a que la FC sea más baja en sujetos que tienen buena aptitud física que en los no atletas. Se produce un ligero incremento en la FC al pasar del decúbito (acostado) a la posición erecta (parado), la cual tiende a equilibrar el descenso del volumen sistólico por disminución del retorno venoso por efecto de la gravedad.
Durante el ejercicio existe un aumento evidente de la frecuencia cardíaca; esto depende de la velocidad y duración del ejercicio, el contenido emocional, la temperatura ambiente y humedad, y la aptitud física del sujeto. Se han registrado cifras superiores a 200 latidos/minuto durante el ejercicio.
Durante el ejercicio máximo la FC media culmina a los 10 años de edad y luego disminuye alrededor de un latido por minuto cada año. Existe una relación directa entre la FC máxima y la captación de O2.
La aceleración cardíaca comienza al iniciar el ejercicio, e incluso antes en coincidencia con la puesta en tensión de los músculos por influencia de la corteza cerebral sobre el centro de la FC ubicada en el bulbo raquídeo, y luego de unos pocos segundos, continúa con una elevación más gradual hasta el máximo nivel que puede aparecer al cabo de 4 a 5 minutos (pudiendo variar entre menos de 1 minuto hasta más de 1 hora).
La máxima FC, en la fase estable del ejercicio, tiene una significativa relación con la cantidad de trabajo realizado. Los sucesivos incrementos suelen ser menores cuando se aproximan a valores límites (200 latidos/minuto).
El tipo de ejercicio influye sobre el incremento de la FC. Existe la mayor aceleración en ejercicio de velocidad (carreras) y la menor en ejercicio de fuerza (lanzamientos). En ejercicios de resistencia (carreras de fondo) la FC fue intermedia.
El tiempo requerido para que la FC se normalice después del ejercicio depende de la intensidad del trabajo, de su duración y de la condición física del sujeto. Los factores fisiológicos que determinan el retardo en la recuperación después del ejercicio son los siguientes:
– Persistencia de factores que elevan la FC (aumento de la temperatura corporal y de la concentración de ácido láctico en sangre).
– Respuestas reflejas a la rápida eesación del ejercicio con la consiguiente estasis sanguínea en los vasos musculares dilatados, disminución del RV, disminución del VS, disminución de la PA y aumento de la FC.
La frecuencia cardíaca se halla regulada por factores químicos y nerviosos. El impulso que excita al corazón se origina em el nodo sinoauricular independientemente del sistema nervioso, pero este último desempeña un papel importante en la regulación de su actividad. El nodo sinoauricular tiene intervención de 2 tipos:
– Los nervios vagos que disminuyen la FC.
– Los nervios aceleradores o simpáticos que la aumenta.
En reposo existe influencia constante del vago denominadas «tono vagal», impulsos que se originan en el centro cardioinhibidor del bulbo raquídeo que actuaría como freno para la FC.
Durante el ejercicio el aumento de la FC es causado por una disminución de la acción inhibidora del vago. Durante ejercicios agotadores el incremento de la estimulación simpática recién adquiere importancia, ya que en reposo su influencia es poco significativa.
Factores adicionales, como el aumento de la temperatura corporal y de la secreción de adrenalina, ejercen acción directa sobre el corazón. La descarga del centro cardioinhibidor se produce a través de reflejos, cuyos impulsos aferentes se originan en los senos aórticos y carotídeos.
También es influenciado por la corteza cerebral y centros superiores, este sería el origen del aumento psíquico de la FC segundos antes de iniciarse el ejercicio. Ciertos reflejos que se originan en las articulaciones y los músculos durante su contracción contribuyen a producir aumentos en la frecuencia cardíaca y en la respiración.