Las diferentes capacidades motrices condicionales o coordinativas (fuerza, rapidez, resistencia, agilidad, movilidad, etc.) desempeñan una función decisiva en la preparación física general y especial del deportista.
Cada deportista necesita, en dependencia del deporte practicado, el desarrollo de diferentes capacidades motrices o combinaciones de ellas que garanticen las exigencias del deporte en cuestión.
La fuerza de los músculos determina en gran medida la rapidez de los movimientos del hombre, desempeña además, un gran papel en las actividades que requieren resistencia y agilidad.
FUERZA Y RAPIDEZ
La rapidez como capacidad motriz debe analizarse como una capacidad compleja de movimientos donde en dependencia de la característica biomecánica de la acción (cíclica o acíclica), intervengan la fuerza explosiva o rápida, la resistencia a la fuerza explosiva, resistencia máxima de velocidad, el nivel técnico de la acción que se ejecute, capacidad de reacción, velocidad frecuencial, etc.
La fuerza y la rapidez son dos capacidades motrices de componentes similares en relación con el gasto energético en los movimientos o acciones deportivas. La fuerza propicia rapidez en el movimiento, por lo que los deportistas de disciplinas que necesitan rápidas acciones, dedican importante parte del tiempo de entrenamiento al desarrollo y mejoramiento de su fuerza muscular.
La rapidez con que se realice un movimiento depende de la velocidad de contracción muscular, y ésta a su vez, de la capacidad de fuerza y de la excitación del músculo estimulado; por tanto, sin fuerza muscular difícil la realización de movimientos rápidos o de gran potencia.
Los atletas de distancias cortas, de lanzamientos, de saltos, etc., dedican un elevado porcentaje de las cargas físicas a la educación de la fuerza muscular. Por ejemplo, es inconcebible un corredor de 100 o 200 metros que no posea un significativo desarrollo de la fuerza muscular en las piernas.
CAPACIDADES MOTRICES: FUERZA Y MOVILIDAD ARTICULAR
La movilidad o flexibilidad es el movimiento máximo que posee una articulación; es decir, la posibilidad que tiene una articulación de realizar un movimiento al máximo de amplitud.
La flexibilidad es una de las capacidades que necesita un desarrollo sistemático, y se inicia en edades tempranas. Entre los factores que influyen en la movilidad, está el desarrollo de la fuerza muscular la cual puede influir negativamente en la amplitud de los movimientos, si ésta no se desarrolla a la par con la flexibilidad.
La flexibilidad y la fuerza deben educarse a la vez, de manera que no se desarrolle una en detrimento de la otra. El desarrollo insuficiente de los músculos que rodean las articulaciones puede llevar a una excesiva flexibilidad en las articulaciones y a un cambio en la postura del cuerpo humano.
En ocasiones se observan sujetos con deformaciones en las extremidades o el tronco a causa de una hiperflexibilidad, motivada por escaso desarrollo de la fuerza en los músculos que rodean las articulaciones.
FUERZA Y RESISTENCIA
Diferentes autores conceptúan la resistencia como una capacidad motriz condicional del individuo de realizar una actividad física determinada sin disminuir su rendimiento. La resistencia puede ser aerobia o anaerobia. En el primer caso, que sin dudas es la base de la resistencia especial, no se necesita de gran fuerza de los músculos.
Las carreras continuas de larga distancia se caracterizan por una intensidad moderada en condiciones aeróbicas, con una mayor influencia en el aparato cardiovascular y respiratorio, que la capacidad fuerza muscular.
Sin embargo, la resistencia anaerobia, la cual garantiza la actividad principal de varios deportistas, necesita de gran desarrollo de la fuerza de los músculos.
En varios deportes de combate, el deportista necesita mantener las fuertes acciones durante un prolongado tiempo; en este caso, de la resistencia de la fuerza que posea el deportista dependerá en cierta medida, el resultado final del combate.
Fuerza y Agilidad
La agilidad es considerada como una de las capacidades motoras coordinativas y se define como: la capacidad de seleccionar y ejecutar los movimientos (acción) necesarios de forma rápida, correcta e ingeniosa.
La agilidad que debe desarrollar cualquier deportista de juegos con pelota, por ejemplo, debe estar estrechamente ligada a las habilidades del deporte en cuestión y otras capacidades motrices como la fuerza muscular.
Sin un adecuado desarrollo de la fuerza, ya sea rápida, máxima o resistencia a ésta (depende de las características del deporte que se practique) no es posible desarrollar una compleja acción para solucionar de forma rápida y espontánea las acciones que exigen determinados deportes.