Un rápido paseo a cualquier sección de congelados de un supermercado nos da un amplísimo abanico de posibilidades culinarias, no sólo tradicionales de nuestro país, sino también exóticas: desde un tamal hasta un arroz oriental. En otros departamentos salen a nuestro encuentro ensaladas en bolsas de plástico a las que sólo les falta aliño, potajes y cocidos enlatados, sopas en tetrabrik… En suma, todo un mundo de de comidas precocinadas que sólo hay que echar al plato o, como mucho, darle unas vueltas en la sartén o calentarlas en el microondas.
La comodidad es innegable, pero yo no te recomiendo estos productos como base de tu dieta. Todos estos platos han sido preparados de forma industrial, lo que significa que han sido desprovistos de su frescura y aderezados con aditivos de todo tipo, que hacen que estos productos sean más calóricos que si tú mismo te los preparas en casa. Son ricos en grasas de calidad discutible y en sal, y pobres en proteínas glúcidos de absorción lenta, vitaminas y minerales. No te pido que excluyas todos estas comidas precocinadas, pero sí que las restrinjas al máximo y, en caso que compres alguno, leas bien su etiqueta para escoger el menos malo.
🛒 El mundo de los Supermercados
Por comodidad y por horarios, mucha gente compra hoy en supermercados de grandes superficies. Y no es de extrañar, pues en un mismo viaje uno puede hacerse con todo lo que necesita. Pero aún así, no está de más tener presentes los viejos mercados de toda la vida.
Un estudio realizado en España en el año 2004 daba como resultado un dato muy curioso: entre las personas que compran en el mercado existe un 30% menos de sobrepeso entre aquellas que hacen en supermercados. Esto indica que la gente que acude a esos sitios tiene muy claro lo que busca, esto es, productos de calidad y sanos, sin verse asaltada por las distracciones y tentaciones propias de las grandes superficies, como las famosas comidas precocinadas, por ejemplo.
Es gente, además, bien aconsejada por dependientes con los que se puede establecer una relación de confianza. Y no sólo eso, pues los mercados permiten estar más al tanto de los productos de temporada y de las variedades locales, sin esa uniformidad que se da en los supermercados, lo que se traduce en un mayor sabor y valor nutricional de nuestros alimentos.
En el mercado, el trato con los vendedores es mucho más directo y te van a recomendar género de más calidad. Eso va a hacer que nazca un interés en ti por los productos más frescos y sanos. Y, además, lo que es más importante, tú puedes elegir la cantidad exacta. Por eso, si tienes un mercado cerca de tu casa, no desaproveches la oportunidad y ve allí a comprar.