Es una adecuación del método tradicional de laboratorio al terreno para los deportes cíclicos fundamentalmente, teniendo en cuenta la existencia de una relación lineal entre la frecuencia cardíaca y la velocidad de desplazamiento en un rango grande de variaciones de la tensión funcional siempre por debajo de las 170 pulsaciones por minuto.
Si se considera la intensidad de sólo dos cargas especificas realizadas a un ritmo de trabajo moderado, es posible, por medio de la interpolación lineal, predecir la velocidad de la carrera en atletismo, en bicicleta, en esquíes, en patines, en natación, y en remo para la cual la frecuencia cardíaca alcanza 170 pulsaciones por minuto.
La formula a utilizar para determinar el resultado es la misma que la del método del laboratorio sólo variando los valores de la potencia veloergométrica por los de velocidad media de desplazamiento de cada una de las dos cargas. Dicha velocidad media se calcula dividendo la distancia total recorrida en metros entre el tiempo consumido en recorrerlas en segundos.
En la primera carga se recorren 800 metros a ritmo de 30-40 segundos por cada tramo de 100 metros. En la segunda carga se recorren de 800 a 1200 metros a un ritmo más rápido de 20-30 segundos por cada 100 metros.
Los valores medios de velocidad para 170 pulsaciones por minuto en corredores entrenados oscilan entre 2,5 y 5 m/seg. Los mediofondistas alcanzan valores de 4 y 5 m/seg, mientras que los gimnastas de 2,5 a 3,5 m/seg. La calificación atlética, el nivel de entrenamiento y el sexo influyen notablemente en el valor de PWC 170 de Velocidad.
En la primera carga se recorre 1 kilómetro a velocidad de 20-30 segundos por cada 100 metros y en la segunda carga se recorren 2 kilómetros a 10-15 segundos cada 100 metros.
Los ciclistas entrenados logran valores de PWC 170 de 7 a 12 m/seg, siendo mayores los resultados en los pedalistas de carretera debido al predominio del trabajo aerobio submáximo en sus entrenamientos en comparación con los de velocidad.