El nivel de productividad aeróbica depende mucho de la adaptación a las cargas del sistema de transporte de oxígeno. Dicha adaptación puede ser tanto aguda como crónica. Los cambios largos de adaptación del sistema de transporte de oxígeno tienen tanto carácter morfológico como funcional.
Las posibilidades de adaptación del sistema de transporte oxígeno son más evidentes cuando se analiza un índice tan generalizado como es la frecuencia cardíaca.
En los deportistas de alto nivel especializados en deportes que requieren un alto grado de resistencia, la frecuencia cardíaca con una carga extrema puede aumentar 5-6 veces, mientras que en las personas que no practican deporte aumenta entre 2-3 veces. Con cargas cortas muy fuertes, se producen casos en que la frecuencia cardíaca puede alcanzar 250 pulsaciones por minuto y más.
Sin embargo, es importante destacar que las magnitudes del máximo volumen sistólico se observan tan solo en un determinado nivel de la frecuencia cardíaca. El límite inferior de esta zona en la persona no entrenada es de 100-110 por minuto, y el superior de 170-180. En los deportistas de alto nivel el límite puede ser de 110-130 por minuto, y el superior de 190-220.
Cuando aumentan estas magnitudes, se observa una disminución del volumen sistólico sanguíneo. Con una FC de 200-220 por minuto, la diástole es solamente de 0,10-0,15 segundos, aunque este tiempo es suficiente para que se llenen completamente ambos ventrículos del corazón de los deportistas de alto nivel, ya que el músculo adaptado del corazón es capaz de contraerse con mayor intensidad, lo cual mejora la cantidad de sangre que llega a los auriculares y acelera dicho proceso.
La capacidad de una contracción más intensa determina también la capacidad de distensión del miocardio y ello permite la rápida dilatación diastólica de ambos ventrículos al final de la sístole y de este modo se crean mejores condiciones para que la sangre vaya de la aurícula a los ventrículos.
Un entrenamiento especial no sólo aumenta los valores máximos de la FC, sino que provoca una bradicardia considerable en estado de reposo. La FC de 40-50 por minuto en estado de reposo es habitual para los deportistas de alto nivel especializados en aquellas disciplinas que requieren un alto grado de resistencia. En algunos de los corredores de fondo, ciclistas de ruta, esquiadores, etc, se suele hallar índices de FC de 30-40 por minuto.
La adaptación del corazón en el proceso de la práctica del deporte se produce en varios campos: se observa una hipertrofia y una dilatación tonogénica del miocardio; y un perfeccionamiento de las funciones de estimulación, el intercambio de sustancias, la regulación nerviosa y humoral de la actividad del corazón.
La hipertrofia moderada del corazón se acompaña de aumento considerable de la capiralización de las fibras musculares, de un menor ritmo de los impulso inusuales y de su paso por las estructuras excitables del corazón.
El miocardio del deportista puede contener una pausa diastólica y ser capaz de contraerse con frecuencias no accesibles a un corazón no entrenado.
En los deportistas bien entrenados al trabajo aeróbico, la masa cardíaca aumenta un 25-30%. Asimismo aumenta la cantidad de capilares coronarios por unidad de masa del miocardio, la capacidad del riego coronario, lo cual conlleva un aumento considerable de entrada oxígeno a las células.
El aumento del corazón se produce principalmente gracias a la ampliación de sus cavidades. Al mismo tiempo se produce un engrosamiento de las paredes del corazón de hasta 15 mm cuando la anchura normal es de 9-10 mm.
El corazón más grande fue observado en un reconocido ciclista de ruta: 1700 ml. Cuatro años después de que abandonara la práctica del deporte, el volumen de su corazón era de 900 ml.
El volumen medio del corazón de un hombre sano suele oscilar entre 700-800 ml ó 10-11 ml por cada kilo de masa corporal. Como consecuencia de un largo entrenamiento intensivo, el volumen del corazón aumenta considerablemente hasta magnitudes de 1300-1400 ml y más.
En las mujeres que no practican deporte, el volumen del corazón suele ser 500-550 ml. La práctica de ciclismo, remo, esquí de fondo y otros deportes que requieren resistencia puede hacer aumentar bastante el volumen del corazón de las mujeres: hasta 900-1000 ml.
El corazón de una persona muy entrenada se diferencia por el gran ahorro de su trabajo. La disminución del volumen sanguíneo por minuto, la bradicardia basada en una hipotonía moderada hacen que el trabajo general del corazón disminuya en un 17%.
Pero si tenemos en cuenta que la masa del corazón de los deportistas de alto nivel suele ser mayor en un 20-40%, la intensidad del funcionamiento de las estructuras del miocardio en condiciones de reposos fisiológico resulta disminuida en un 40% y más.