Dicen que una de las cosas más importantes para ser basquetbolista profesional es la altura. Un claro ejemplo de esto es Uliana Semenova, la jugadora más alta de la historia. Desde finales de los 60 hasta mitad de los 80, el baloncesto perteneció a esta monumental pívot de 2,13 metros y 135 kilogramos.
Su imponente talla le permitió convertirse en la basquetbolista más dominante en clubes y selecciones. Nació en Riga, capital de Letonia, en 1952. Actualmente tiene 71 años y está pasando por momentos delicados. Afortunadamente, está recibiendo el cariño y la ayuda de sus ex-compañeras y rivales.
La ex-jugador de la Unión Soviética sufrió hace unos meses la amputación de una pierna a causa de una enfermedad degenerativa. Si su salud es precaria, su economía también. Por eso, las ex-jugadoras del Club Clermont Université han organizado un movimiento de solidaridad para ayudar a quien fuera su rival tanto en competiciones europeas como en la Liga Francesa, pues la pívot militó en el Valenciennes Orchies en el tramo final de su carrera.
No es la primera vez que el mundo del baloncesto se moviliza para ayudar a la leyenda. Hace unos años se recaudaron fondos para que pudiera afrontar una operación de coxis. Sus problemas de movilidad vienen de lejos. Desde hace tiempo caminaba con extrema dificultad, pero ya en sus últimas temporadas sobre las pistas estaba muy limitada. Con su altura, sin embargo, seguía siendo determinante.
La Historia de Uliana Semenova
Lo fue siempre pese a que no conoció el baloncesto hasta los 11 años. Pero a los 12 ya medía 1,90 metros cuando el más alto de sus siete hermanos no llegaba a 1,80. Le diagnosticaron acromegalia, un trastorno hormonal que se padece cuando la glándula pituitaria produce gran cantidad de hormona de crecimiento. Algunos de los más conocidos gigantes que han jugado al baloncesto han sufrido esa enfermedad. Es el caso de Georghe Muresan, techo histórico de la NBA junto a Manute Bol con 2,31 metros.
Semenova entró en una escuela de baloncesto y comenzó a hacer estragos pese a no dominar el juego. Le bastaba con su altura. A los 14 años ya había debutado en Primera División con el Daugawa Riga y a los 16 se convertía en internacional con la Unión Soviética.
A nivel de clubes consiguió 15 Ligas y 11 Euroligas, 8 de ellas consecutivas. Con la selección se colgó los oros olímpicos en Montreal 1976 y Moscú 1980, ganó tres Mundiales y 10 Eurobasket. En 18 años jugando con la URSS, sólo perdió un encuentro.
Así termina esta biografía resumida de la jugadora más alta de la historia, que siempre ha vivido con austeridad pese a ser la más dominante de todos los tiempos y que fue la primera no estadounidense en ingresar en el Hall of Fame, allá por 1993.